La arquitectura madrileña de Antonio Palacios.

Antonio Palacios, uno de los más grandes arquitectos españoles de la historia, represento para Madrid lo que Otto Wagner fue para Viena, Hector Guimard para Paris, Charles Holden en Londres o Charles Rennie Mackintosh en Glasgow. Fue uno de los principales artífices de la transformación de Madrid en una metrópoli del siglo XX, sobre todo en lo que respecta al eje Gran Vía-Alcalá, proyectando un gran número de edificios en el primer tercio del siglo XX. Afortunadamente, muchos de ellos han llegado hasta nuestros días sin modificaciones importantes que afecten a su gran valor arquitectónico.

Sello Antonio Palacios

La obra madrileña de Antonio Palacios, bien merece que hagamos un breve recorrido por su vida y por los mas significativos de sus, aproximadamente treinta edificios, que aun podemos ver en Madrid, algunos de los cuales, serán objeto de futuras entradas.

Un breve apunte biográfico

Antonio Palacios

Antonio Palacios Ramilo nació el 8 de enero de 1874 en O Porriño (Pontevedra) en el seno de una familia relacionada con la construcción. Desde muy temprana edad  mostró un gran interes por la arquitectura, que sería fomentado por su familia, especialmente por dos de sus hermanos, uno ingeniero y otro topógrafo.

Antonio Palacios - 15-12-1924

En 1892, con 18 años, Antonio Palacios se viene a Madrid a estudiar ingeniería, pero rápidamente cambió de idea y decidió estudiar arquitectura, cambiando de ese modo el rumbo de su vida. Durante sus estudios Palacios se vera influenciado por los dibujos y escritos de Viollet-le Duc y la obra de Antonio Gaudí. En 1900 termina sus estudios de arquitectura y se asocia con su compañero Joaquín Otamendi, con quien se presenta a numerosos concursos, para finalmente, en 1902, lograr el premio por el Proyecto de Puente Monumental para Bilbao, en 1903 el Proyecto de Gran Casino para Madrid y en 1904 el Palacio de Comunicaciones en la madrileña plaza de Cibeles.

Antonio Palacios en 1943

A partir de este momento su carrera, tanto en asociación con Otamendi como en solitario, sería imparable. Antonio Palacios marco sin duda, la arquitectura del Madrid del primer tercio del siglo XX, hasta su fallecimiento, ocurrido en El Plantío el 27 de octubre de 1945 con 71 años de edad. Fue enterrado en la Sacramental de San Lorenzo de Madrid, aunque posteriormente, sus restos mortales serían trasladados al cementerio municipal de Porriño, donde fue enterrado como siempre deseó «baixo unha lousa de granito das canteiras de Vila Fría», en la que se puede leer: Antonio Palacios – Arquitecto.

Y ahora, recorramos Madrid en busca de los edificios de Antonio Palacios Sigue leyendo

Un breve recorrido a través de la historia del Carnaval madrileño.

 Pocas fiestas son más universales que el Carnaval, unas fiestas que se celebran en prácticamente todos los rincones del mundo y Madrid no iba a menos. Hoy os propongo un breve recorrido a través de la historia del Carnaval madrileño, desde finales del siglo XVI hasta nuestros días.

Las fiestas populares se solían celebrar para señalar los cambios de estación: las numerosas romerías que se celebraban a lo largo y ancho de nuestra geografía señalaban llegada de la primavera, San Juan y San Pedro inauguraban el verano y el invierno tocaba a su fin con el Carnaval, paso previo a la época de Cuaresma. En aquel Madrid de misa y comunión diaria y golpes de pecho, las fiestas de Carnaval eran las más multitudinarias, ya que, todos los madrileños, pertenecieran al estrato social que perteneciesen, eran bienvenidos.

 

De todas las fiestas populares, el Carnaval siempre fue la más regulada por las autoridades, dada la costumbre de aprovechar las celebraciones para gastar bromas pesadas y hacer mofa y burla. Ya desde finales del siglo XVI se adopto la costumbre del pregón, y sirva como ejemplo algunas frases extraídas de uno de los primeros pregones del Carnaval de la Villa y Corte de Madrid del que hay constancia en las crónicas y cronicones de la época: «…que ninguna persona osada de hacer ni vender huevos que llaman de azahar para tirar, ninguna persona sea osada los tres días de Carnestolendas de tirarlos. Ni pellas de nieve ni de otra cosa, ni echar mazas de estopa ni de otra cosa, ni tirar salvado ni harina, ni jeringazos de agua ni otra cosa, ni naranjas, ni traer ni dar vejigazos”. Por un lado, las vejigas eran los engaños y las burlas y las Carnestolendas representaban la inversión de valores propia del Carnaval, aunque eso si, siempre dentro de un orden.

 

La permisividad de las autoridades durante estas fechas constituía una válvula de escape de las clases populares mas desfavorecidas. Los alguaciles tenían orden de dejar hacer, aunque en determinados momentos de crisis ya fuera política o económica, hambruna e inestabilidad social se adoptaran medidas especiales encaminadas a mantener el orden público. Dado que el Carnaval es una fiesta llena de violencia ritual en la que se lanzan huevos, se mantea o se hace mofa de todo y de todos, en ocasiones era inevitable que esta  la violencia se desbordara. Sigue leyendo

El Madrid de antes de la guerra. La “memoria histórica” de mis abuelos.

Yo no llegue a conocer aquel Madrid, entrañable, pequeño y familiar. El Madrid que yo he conocido ha sido el de los Planes de Desarrollo, el del “baby boom” de los 60, el de los atentados de esa sanguinaria banda de asesinos que ni siquiera me voy a molestar en llamar por su nombre, el de los sucesivos y continuos atentados contra el patrimonio artístico y cultural en nombre del progreso, el Madrid que vio morir a Francisco Franco, un Madrid de nuevo, sino monárquico, si al menos “juancarlista”, gracias al innegable buen hacer de nuestro rey D. Juan Carlos I, el Madrid de la inmigración descontrolada, el de la movida madrileña… Mi ciudad, la ciudad que me vio nacer, un lejano día 20 de mayo del año de 1958. Un Madrid del que, pese a todo, sigo declarándome enamorado.

 Arriba España Cartel CNT 19 de julio de 1936

Cuando yo era tan solo un niño, mis abuelos me contaban mil y una historias acerca del Madrid que ellos habían conocido y habían vivido, antes, durante y después de la odiosa y tan manipulada por unos y otros Guerra Civil. Una guerra que durante casi tres años enfrento a hermanos contra hermanos, sacando a relucir, en la mayor parte de los casos, lo peor del carácter español.

Mi primer recuerdo madrileño se remonta a mis paseos de la mano de la tata Yeya, Eleuteria era su nombre, hasta el Jardín Botánico, el botano decía yo con mi lengua de trapo. Bajábamos tranquilamente por la calle de Santa Isabel, donde vivíamos por aquel entonces en el nº 15, en la que había sido la casa de mis abuelos paternos antes de su regreso a Valencia, donde siempre habían vivido. Tras dejar atrás Atocha, entrabamos a los jardines por la Puerta del Rey, que daba al Paseo del Prado. Ese es mi primer recuerdo de Madrid.

Todo lo demás, lo que a partir de aquí os voy a contar son relatos, historias y recuerdos contados por mis abuelos. Unas historias tantas veces escuchadas, que a veces me parece haberlas vivido en primera persona. Es mi herencia madrileña, una herencia que nadie podrá quitarme jamás. Sigue leyendo

El Paseo de la Castellana o las heridas del tiempo.

Hubo en Madrid una época en la que el paseo de la Castellana comenzaba donde la ciudad de Madrid acababa. Poco a poco se fue poblando de encantadores y señoriales palacetes. Era la época de los grandes señores, que levantaban sus grandes mansiones, de estilo francés, en el Paseo de la Fuente Castellana. Años más tarde, la fuente desapareció y al paseo sólo le quedó el nombre.

Tras la Guerra Civil, comenzó la reconstrucción de lo que quedo de España, y en aras del progreso y el desarrollo fueron desapareciendo los palacetes y otras viviendas particulares de la clase media acomodada de Madrid, y en su lugar se levantaron, poco a poco, pero de forma inexorable, torres de cemento y hormigón, plazas frías e inhóspitas. Donde había vivido la aristocracia se instalaron bancos, compañías de seguros, multinacionales…. La historia del paseo de la Castellana reúne lo mejor y lo peor de la historia de Madrid y de su arquitectura, y quedara para siempre en nuestra memoria como la crónica de uno de los mayores desatinos urbanísticos sufridos, y no son precisamente pocos, por nuestro amado Madrid.

Los paseos de la Castellana, del Prado y de Recoletos nacieron como unas vías amplias, ajardinadas y dedicadas en un primer momento, al esparcimiento del pueblo de la capital del reino. Una misma calle con tres nombres distintos, que pasó de ser una simple vaguada a un lugar de esparcimiento de la alta burguesía madrileña, gracias a la brillante idea del Conde de Arnada de crear el Salón del Prado, en 1763. La zona se revalorizó de forma inmediata y comenzaron a construirse palacios particulares, como el de Buenavista, hoy Cuartel General del Ejército, en Cibeles, o el de Villahermosa, en Neptuno, hoy  día sede del Museo Thyssen-Bornemisza. Rápidamente se convirtieron en un lugar de moda donde las clases pudientes decidieron construir sus viviendas e instalarse llegando a concentrar la mayor parte de los palacios, palacetes y hoteles construidos en la capital a finales del XIX y principios del XX. Se construyeron decenas de palacios, más de cincuenta edificios singulares, con espléndidos salones, exuberantes jardines, fuentes y enrejados, que dieron lugar a uno de los barrios más elitistas de Madrid, gracias a un plan urbanístico influido por las grandes capitales europeas como Londres, París y Berlín, de los que a día de hoy tan solo quedan 12 supervivientes. Queda, eso sí, su imborrable recuerdo en las retinas de los más mayores y algunas fotos que ya se van tiñendo de color sepia. Sigue leyendo

El Madrid del siglo XXI: Las 4 Torres

Cuatro Torres Business Area (CTBA) es un complejo empresarial formado por 4 rascacielos que ha transformado por completo el skyline madrileño. El proyecto tomó forma a principios del siglo XXI, cuando el Real Madrid Club de Fútbol, presidido por Florentino Pérez y acuciado por una deuda de grandes proporciones, llegó a un acuerdo con las diferentes administraciones locales para recalificar los terrenos de su ya anticuada Ciudad Deportiva. Las obras se iniciaron en 2004 y concluyeron en 2009.

Las 4 torres que forman el complejo empresarial son:

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Torre Cepsa: originalmente fue construida por encargo de la empresa petrolífera Repsol. Tiene un total de 45 plantas y una altura de 250 metros, lo que la convierte en el edificio más alto de España. Fue proyectada por Norman Foster, renombrado arquitecto inglés. La inicialmente llamada Torre Foster, fue terminada en 2009, y ha tenido muchos nombres, en función de sus sucesivos propietarios. Primero fue la Torre Repsol y esta petrolera fue el primer propietario del edificio. Sigue leyendo