Recorriendo el Madrid antiguo: el Madrid de Los Austrias. 2ª parte

Si no recuerdo mal, cuando finalizamos nuestro primer recorrido por el Madrid de Los Austrias, hace ahora aproximadamente un año (como pasa el tiempo), lo hicimos en Puerta Cerrada, por tanto, creo que nada mas adecuado que iniciar esta segunda parte en ese mismo lugar, tras haber recargado las pilas con unas sabrosas tajadas de bacalao y unas cañas en Casa Revuelta.

La Villa y Corte de Madrid según el plano realizado por Juan Gómez de Mora hacia 1622.

Recorreremos la calle Toledo, la Plaza Mayor y las plazas de Santa Cruz y las Provincias, desde donde llegaremos, bajando por Esparteros, a Mayor y la Puerta del Sol. Luego, calle Arenal abajo, nos acercaremos hasta las plazas de San Martín y las Descalzas, con su monasterio, y desde allí, encaminaremos nuestros pasos hacia Ópera, donde entraremos en la estación de metro, para ver los restos de la fuente de los Caños del Peral. Visitaremos el Real Monasterio de la Encarnación, situado a tan solo unos pasos, y por último, llegaremos a la plaza de Oriente, punto final de este recorrido por el Madrid de los Austrias, donde recuperaremos fuerzas en alguna de las terrazas situadas frente a la estatua ecuestre de Felipe IV y el Palacio Real ¿Os animáis?

Colegio Imperial y Colegiata de San Isidro el Real

A escasos metros de la plaza de Puerta Cerrada, en la calle Toledo, se encuentra la primera parada de este recorrido: el Colegio Imperial y la Colegiata de San Isidro el Real, edificios ambos, construidos en el siglo XVII, sobre los terrenos cedidos por la Emperatriz María de Austria, hija de Carlos V y esposa de Maximiliano II, Emperador del Sacro Imperio Romano. En lo que respecta a la colegiata, es uno de los edificios más representativos de la arquitectura religiosa madrileña del siglo XVII.

Colegiata de San Isidro el Real San isidro Labrador y Santa María de la Cabeza

Proyectada en el mas puro estilo barroco por arquitectos de la Compañía de Jesús, sigue el modelo de la Iglesia del Gesù, de Roma, con planta de cruz latina de una sola nave con capillas laterales, crucero y cúpula, En el altar mayor de la iglesia, reposan los restos de San Isidro Labrador, patrón de Madrid, y de su esposa, Santa María de la Cabeza. Como dato curioso, creo que merece la pena mencionar, que, mientras duró la construcción de la Catedral de la Almudena. la Colegiata de San Isidro el Real fue el templo catedralicio de la diócesis de Madrid, albergando entre sus muros, las imágenes de la patrona de Madrid y el Cristo de la Buena Muerte de Juan de Mesa, ambos actualmente en la catedral madrileña.

Colegio Imperial Patio del Colegio Imperial Colegio Imperial

En cuanto al Colegio Imperial, fundado en 1558, merece especial mención su patio, construido entre 1679 y 1681 durante el reinado de Carlos II. Es obra de Melchor de Bueras, autor asimismo de la Puerta de Felipe IV, que sirve de entrada al parterre de los Jardines de El Retiro. Concebido a modo de claustro, presenta, a pesar de su inconfundible estilo Barroco, ciertos rasgos herrerianos, el estilo «oficial» de los Austrias, que marcó la arquitectura madrileña a lo largo de todo el siglo XVII.

Calle Toledo

Ahora, subamos por la calle Toledo hacia la Plaza Mayor, a la que accederemos pasando bajo uno de los arcos que permiten el acceso al que es sin duda, y con permiso de la Plaza de la Villa, el monumento mas importante y representativo del Madrid de los Austrias. Los orígenes de la Plaza Mayor se remontan al siglo XV, cuando en la confluencia de las calles de Toledo y Atocha, entonces extramuros, en la entonces llamada plaza del Arrabal se encontraba el mercado mas importante de la villa, construyéndose en esta época una primera casa porticada, o lonja, cuya finalidad era regular el comercio que allí tenia lugar.

Escudo de España con las armas de Carlos II, situado sobre la fachada de la Casa de la Panadería

No sería hasta 1561, cuando nacería la Plaza Mayor como tal. Felipe II encargó el proyecto a su arquitecto Juan de Herrera, que comenzó por derribar las «casas de manzanas» de la antigua plaza ese mismo año. En 1590, Diego Sillero comenzaría la construcción de la Casa de la Panadería, en el solar dejado tras el derribo de la antigua lonja, y la Casa de la Farmacia justo en frente, en el lado sur de la plaza. Finalmente, en 1617, reinando ya Felipe III, se le daría a las obras de construcción de la Plaza Mayor el que seria el impulso definitivo, siendo el encargado de las obras  Juan de Mora, que las finalizaría en 1619.

 Casa de la Panadería Casa de la Panadería

«Reinando Phelipe III y por su mandado se deshico y derrivó la plaza antigua de esta villa y se labró de nuevo en tiempo de dos años, siendo Presidente de Castilla Don Fernando de Acevedo Arcobispo de Burgos y superintendente de Castilla el licenciado Pedro de Tapia del Supremo Consejo de Castilla y de la general Inquisición y Corregidor Don Francisco de Villacís cavallero de la Orden de Santiago y Regidores Commissarios Juan Fernández y Don Gabriel de Ocaña de Alarcón caballero de el Orden de Santiago, Juan de Piñedo, Francisco Enríquez de Villacorta y Don Fernando Vallejo gentil hombre de la casa de Su Magestad y se acabó en el año 1619»

. Panorámica de la Plaza Mayor

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El Palacio Real de Madrid. Historia, secretos y leyendas de un noble edificio

El Palacio Real de Madrid es la residencia oficial de Su Majestad el Rey de España, pese a que ni el Rey, ni ningún miembro de la Familia Real, tengan en él su residencia habitual.  Actualmente es utilizado en los actos oficiales y en la celebración de las ceremonias de Estado.

Alcazar

Un poco de historia

Los orígenes del Palacio Real de Madrid o Palacio de Oriente, se remontan al siglo IX, en plena dominación musulmana de la Península Ibérica, cuando el emir Mohamed I edificó una alcazaba, para defender Toledo del avance de los cristianos, en el lugar donde hoy día vemos esta noble construcción. Una fortaleza defensiva que, tras la reconquista de Mayrit, por el rey Alfonso VI en el año 1083, sería utilizada por los reyes de Castilla, sobre la que años más tarde, en el siglo XVI, se construyó el Real Alcázar, que resultaría destruido por un pavoroso incendio ocurrido en la Nochebuena de 1734.

Felipe V - Miguel Jacinto Meléndez - Óleo sobre lienzo

Felipe V, el primer rey de la nueva dinastía de los Borbones, fue el impulsor de las obras de construcción del nuevo palacio, que debería ser el asombro y envidia de las demás cortes europeas. El nuevo monarca quiso que el palacio, ocupase el mismo lugar que el Alcázar destruido, encargando al arquitecto, el italiano Felipe Juvara, que toda la construcción se realizara en piedra (blanca de la localidad madrileña de Colmenar y berroqueña gris de la sierra de Guadarrama) y ladrillo, con el objeto de que ningún incendio pudiera provocar una nueva tragedia. Tras el fallecimiento de Juvara, serían su discípulo Juan Bautista Sachetti, quien se encargaría de finalizar los planos definitivos para la construcción del Palacio de Oriente. Posteriormente otros arquitectos de la talla de Ventura Rodríguez (la Capilla Real) o Francesco Sabatini (la escalera principal), también participarían en la realización de tan magna obra.

Plaza de Oriente (25)

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Tras las huellas de San Isidro Labrador.

A punto de celebrar, como cada 15 de mayo, la festividad de San Isidro Labrador, Santo Patrón de la Villa y Corte de Madrid, me parece oportuno proponeros un recorrido por su vida, obra y milagros, a través de aquellos lugares madrileños con él relacionados. ¿Os animáis?

Un breve apunte biográfico.

Libro1 Libro Diacono Juan Gozos a San Isidro Labrador

Isidro de Merlo y Quintana nació en Madrid en el año 1082, en el seno de una familia humilde, en una casa situada en el lugar en el que en la actualidad se encuentra la calle de las Aguas. Tras quedar huérfano a muy temprana edad, se procuró el sustento con diversos trabajos hasta que finalmente se empleó como labrador. Cuando el emir almoravide, Alí ibn Yusuf, atacó Madrid en 1110, el joven Isidro, como otros muchos madrileños, se trasladó en busca de seguridad a Torrelaguna, donde continuó trabajando en el campo. Sería aquí, donde conocería a la que poco después se convertiría en su esposa, una joven llamada María, natural de Uceda, cuya dote matrimonial consistía en unas tierras de labranza en su pueblo natal, lo que hizo que los jóvenes esposos se trasladaran. Fruto de este matrimonio tuvieron un hijo al que pusieron de nombre Illán. Pasados unos años, la familia regresó a Madrid donde Isidro comenzó a trabajar en las tierras de la familia Vargas. Isidro se levantaba de madrugada y nunca empezaba su jornada de trabajo sin haber asistido antes a la Santa Misa. Sus compañeros lo acusaron ante el patrón de llegar tarde al trabajo y cuando Iván de Vargas fue a comprobar si tal acusación era cierta, contemplo asombrado que, si bien era cierto, que Isidro llegaba más tarde que los demás, mientras Isidro oía misa, un ángel guiaba sus bueyes que araban como si el propio Isidro los estuviera dirigiendo.

San Isidro Labrador

En el año 1130, sintiendo que su muerte estaba cercana, Isidro hizo humilde confesión de sus pecados y tras aconsejar a sus familiares y amigos que vivieran en el amor a Dios y la caridad con el prójimo, murió cristianamente. A los 43 años de haber sido sepultado, en 1163 sacaron del sepulcro su cadáver que, milagrosamente se halló incorrupto, algo que los devotos madrileños consideraron como un milagro. Siglos más tarde el rey Felipe III se hallaba gravísimamente enfermo, a su regreso de Lisboa, en Casarrubios del Monte (Toledo), hasta que le fue llevado el cuerpo de San Isidro a sus estancias, y en ese preciso momento, el monarca sanó milagrosamente. Tras este prodigio, el rey intercedió ante el Sumo Pontífice para que declarara santo al humilde labrador, y por este y otros muchos milagros, el Papa Gregorio XV lo canonizó el 12 de marzo de 1622 junto con Santa Teresa de Jesús, San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier y San Felipe Neri.

Y ahora, tras este breve apunte biográfico de nuestro Santo Patrón, comencemos nuestro recorrido por Villa de Madrid, siguiendo sus huellas.

Recorreremos el Madrid medieval, con los restos de las antiguas murallas, las iglesias mudéjares, la sorprendente Capilla del Obispo, de estilo gótico-renacentista, la torre mudéjar de la iglesia de San Pedro el Viejo, la Capilla de la Cuadra de San Isidro y la Capilla de San Isidro en la iglesia de San Andrés. Pero también nos acercaremos hasta la Ermita de San Isidro, cruzando el Manzanares, el Museo de San Isidro, donde se encuentra el Pozo del Milagro, la casa de Iván de Vargas, para finalizar en la Colegiata de San Isidro, donde reposan sus restos mortales y los de su esposa, Santa María de la Cabeza. Sigue leyendo

¿Sabíais que el oso que aparece en el escudo de la ciudad de Madrid, es en realidad una osa que representa la constelación de la Osa Menor?

El Ayuntamiento de la Villa dice que no hay constancia histórica del genero del plantígrado y por su parte, el ex director general de Patrimonio Cultural del Ayuntamiento, Juan José Echeverría, asegura que la primera aparición del oso u osa asociada con el concejo de Madrid de la que se tiene constancia, es un “oso pasante” hacia el lado izquierdo, en el siglo XIII.

El oso y el madroño

 El origen parece estar en un pleito iniciado en 1202 con el monasterio de Santa Leocadia por unos terrenos en Toledo, finalizado el cual tras 20 años, se determina que las parcelas sean para el monasterio y los árboles para el concejo de Madrid, por lo que, para que el acuerdo quedara bien sellado y para memoria de todos se acordó que el escudo de la villa llevaría el oso con el añadido de un árbol, y el escudo del cabildo llevaría el mismo animal paciendo en unos pastos. Se modeló de nuevo el escudo al que se le añadió además del árbol una orla azul y sobre ella las siete estrellas de ocho puntas (tres a los lados y una abajo) que antes estaban sobre el lomo del animal. El oso, estaría apoyado con sus patas delanteras en el árbol al para indicar la posesión del mismo en vez de estar pastando en los terrenos. Añade Juan José Echeverría que a principios del Siglo XVI aparecen en el escudo siete estrellas por los siete castillos que rodeaban Madrid o por las siete estrellas de la Osa Mayor. De ahí nace lo de la osa, pero no hay una certeza histórica.

De plata, una osa, de sable apoyada en un madroño de sinople o natural frutado de gules. Bordura de azur cargada de siete estrellas de plataAl timbre, corona real abierta.

Escudo de Madrid en la fuente de la Alcachofa del Retiro

Las estrellas y la osa del escudo de Madrid tienen su origen en las siete estrellas de la constelación de la Osa Menor. Así nos cuenta Juan López de Hoyos, el ilustre preceptor de Cervantes, en su «Declaración de las Armas de Madrid»:

«Tienen las armas de por orla siete estrellas en campo azul, por las que vemos junto al Norte, que llamamos en griego Bootes, y en nuestro castellano, por atajar cosas y fábulas, llaman el Carro, las cuales andan junto a la Ursa, y por ser las armas de Madrid osa, tomó las mismas estrellas que junto a la Ursa, como hemos dicho, andan, por razón de que como en tiempo de don Alfonso VI viniendo a ganar este reino de Toledo, el primer pueblo que ganaron fue Madrid, y para denotar que así como aquellas siete estrellas que andan alrededor del Norte son indicio de la revolución y del gobierno de las orbes celestiales, así Madrid como alcázar y casa real y primeramente ganado, había de ser pueblo de donde los hombres conociesen el gobierno que por la asistencia de los reyes y señores de estos reinos de Madrid había de salir, y también porque este nombre Carpetano, como abajo declaramos, quiere decir Carro, por eso tomó las siete estrellas que en el cielo llamamos Carro”

Escudo de Madrid en la fachada del Palacio Real

Las crónicas hablan de que en el año 1211, el rey Alfonso VIII, rey de Castilla preparó en Madrid una expedición contra la taifa de Murcia. Las huestes del Concejo madrileño ostentaban como enseña el oso prieto en campo de plata. Al año siguiente, en 1212, tuvo lugar la batalla de Las navas de Tolosa. El Concejo de Madrid llevó la vanguardia a las órdenes de Diego López de Haro, señor de Vizcaya. También en esta ocasión ondeó al viento igual enseña. Antonio Álvarez y Baena afirma en su “Compendio histórico de las grandezas de España” del año 1786:

“En el año 1212 no usaba Madrid otras Armas que un Oso. Este tenía dentro de su cuerpo las siete Estrellas, como se comprueba del escudo que todavía ostenta el Ilustre Cabildo Eclesiástico” Sigue leyendo

Recorriendo el Madrid antiguo: el Madrid de Los Austrias. 1ª parte.

Para poder saborear mejor el llamado Madrid antiguo, el Madrid de los Austrias, con sus escondidos rincones llenos de anécdotas y leyendas, de grandes y pequeñas historias, de grandezas y miserias, lo mejor será comenzar por situarnos en la plaza de Puerta Cerrada. Desde aquí comenzaremos un recorrido que nos llevara a través de las calles, pasajes, travesías, plazas y plazuelas del Madrid de los siglos XVI y XVII. Las calles del Sacramento, del Cordón y del Rollo, el pasaje del Obispo, la plaza de la Cruz verde, la recoleta plazuela de San Javier, la calle Mayor, la increíble Plaza de la Villa, la Cava de San Miguel y la calle de Cuchilleros, serán testigos de nuestros pasos, mientras vamos conociendo un poco mas de la historia de la Villa y Corte de Madrid.

Plaza de Puerta Cerrada

Desde allí, y al pie de la cruz de piedra, podremos abarcar con la mirada las 9 calles que confluyen en esta plaza: Segovia, Nuncio, Cava Baja, Tintoreros, Latoneros, Cuchilleros, Gómez de Mora, La Pasa y San Justo, que apenas a 200 m. y tras pasar la Plaza del Cordón se convertirá en la calle del Sacramento.

Casa Paco - Puerta Cerrada 1

Comenzaremos nuestro paseo por la calle de San Justo, no sin antes encontrarnos con la muy conocida taberna  Casa Paco (Puerta Cerrada,11), muy frecuentada por su ambiente bullicioso, típico de las tabernas madrileñas, así como por la calidad de sus vinos de Valdepeñas, sus famosos torreznos, sus chicharrones, su queso o su jamón. Haciendo esquina con la calle de la Pasa se encuentra el Palacio Arzobispal, un inmenso edificio de forma triangular edificado durante el reinado de  Carlos III. Era la residencia madrileña del Arzobispo de Toledo, sede de la que por entonces, aun dependía Madrid en términos eclesiásticos.

Calle de la Pasa

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