El día 4 de abril de 1883, el rey Alfonso XII puso la primera piedra de la que sería la futura catedral de Madrid, en unos terrenos que, por mediación de la reina Dª. María de las Mercedes de Orleans, gran devota de la Virgen de la Almudena, fueron cedidos por el Patrimonio Real en 1879, para la construcción de tan importante templo.
El tan ansiado proyecto para la construcción de una catedral para la capital de España, comenzó a gestarse el 22 de diciembre de 1868, cuando la Congregación de Esclavos de la Virgen de la Almudena, tras el derribo de primitiva iglesia de la Almudena, solicitó al Arzobispo de Toledo permiso para construir otra iglesia dedicada a la Virgen de la Almudena, una petición que sería, algunos años mas tarde, apoyada por Dª. María de las Mercedes, esposa de Alfonso XII. Con anterioridad habían protagonizado diversos intentos las que fueran esposas de Felipe IV y reinas de España, Dª. Isabel de Borbón y Dª Mariana de Austria en 1623 y 1669 respectivamente, llegando incluso a colocarse la primera piedra.
El espaldarazo definitivo para la construcción de una catedral digna de tal nombre en la capital de España, fue la creación, el 7 de marzo de 1885, de la diócesis de Madrid-Alcalá, mediante bula otorgada por el Papa León XIII. Mientras se construía la catedral, la antigua iglesia de los Jesuitas del Colegio Imperial, la Real Colegiata de San Isidro de la calle Toledo, pasó a ser el templo catedralicio de la nueva diócesis.
El proyecto inicial para la construcción de la Catedral de la Almudena, fue obra del arquitecto Francisco de Cubas, marques pontificio de Cubas desde el 11 de diciembre de 1885, por deseo del Papa Leon XIII. Una exuberante e imponente catedral de estilo neogótico florido francés, que seguía la moda imperante en Europa en aquel momento, cuyo máximo representante era el francés Viollet-le-Duc. El grandioso proyecto presentaba planta de cruz latina con capillas laterales que se comunicaban mediante un deambulatorio, crucero con tres naves y ábside semicircular con girola y cinco capillas radiales, con la imagen de Nuestra Señora de la Almudena presidiendo el Altar Mayor. Un proyecto grandioso, como afirmó el historiador especialista en arquitectura, Pedro Navascués Palacio.
«El proyecto neomedieval más importante de la arquitectura española del siglo XIX». (Pedro Navascués Palacio)
La fachada principal presentaba dos pares de torres, más anchas y altas las de los extremos, que flanqueaban el gran pórtico de entrada, con tres puertas, y sobre estas, un piso de ventanales con un gran rosetón y una galería de reyes; las fachadas laterales eran más sencillas, presentando una entrada lateral a la altura del crucero la correspondiente a la calle Bailén. Un proyecto, cuya maqueta se puede ver expuesta en el Museo de la catedral.
Los trabajos comenzaron por la cripta, con acceso por la Cuesta de la Vega, nivelando de esa manera el terreno sobre el que se debía construir el templo, donde reposarían los restos de la reina María de las Mercedes, tristemente fallecida el 26 de junio de 1878, con tan solo 18 años de edad.
Incomprensiblemente, los restos de la reina no serían trasladados a la catedral madrileña hasta el 8 de noviembre del año 2000.
Dicha cripta, construida en estilo Neorrománico y abierta al culto en 1911 fue terminada por el arquitecto Enrique María Repullés y Vargas, tras el fallecimiento del marqués de Cubas en 1899. A partir de este momento, el proyecto avanzó muy lentamente, principalmente a causa de la falta de los fondos necesarios, pero también a los continuos cambios de arquitecto, cada uno de los cuales aportaba importantes modificaciones al proyecto inicial, al desinterés de los sucesivos gobiernos de la II República por una obra de carácter religioso, y, por supuesto al estallido de la Guerra Civil, que trajo consigo la lógica interrupción de las obras, cuando tan solo estaban construidos los primeros pilares y parte de los muros laterales.
Tras el final de la contienda, el entonces alcalde de Madrid, José Moreno Torres, encargó al arquitecto Luis Mosteiro la reanudación de las obras, pero graves discrepancias respecto a la idoneidad de una catedral de estilo neogótico situada frente al neoclásico Palacio Real, trajo consigo que los trabajos quedaran prácticamente abandonados hasta 1950, año en el que Fernando Chueca Goitia y Carlos Sidro ganaron el concurso convocado para la terminación de las obras. Finalmente, el exterior de la Catedral de la Almudena se construyó en estilo neoclásico, que se consideró mas acorde con el entorno del Palacio Real, con un interior neogótico y una cripta neorrománica, un caso único entre las catedrales. Si a todo esto añadimos un interior con pinturas neobizantinas y vidrieras abstractas, lo que podemos ver en la actualidad es un autentico pastiche de dudoso gusto, frío e impersonal. Madrid se merecía algo mejor. ¿Tal vez la catedral proyectada por Francisco de Cubas?
Pero esa es otra historia que ya os contaré en otro momento. Hoy os dejo esta historia acerca de lo que pudo haber sido y no fue. Algo que, tristemente, ha ocurrido en Madrid en demasiadas ocasiones.
Ves Barcelona y su Sagrada Familia, un referente mundial arquitectónico, estético, turístico. Y vuelves a Madrid, y ahí tienes la Almudena. Un pastiche, sin alma, producto de mentes grises y carcas, para los que Arte es cosa del pasado, que ni lo saben copiar.
Gracias por tu comentario!!! Estoy completamente de acuerdo con lo que dices.