Madrid pintado. De Jusepe Leonardo a Antonio López.

15 imágenes de Madrid de la mano de 15 grandes pintores.

La Villa y Corte de Madrid nunca ha destacado por su monumentalidad o por un espectacular trazado urbano, a diferencia de otras grandes ciudades europeas como París, Roma, Londres, Praga o Berlín, sin olvidar otras ciudades como Barcelona, Estambul, Lisboa, Florencia o Venecia. Puede que esta sea la principal razón, por la que Madrid nunca ha sido retratada en la misma medida que las ciudades antes citadas. Sin embargo, y a pesar de esta escasez, desde que Felipe II decidiera convertir a Madrid en la capital de las Españas, han sido varios los pintores que han querido reflejar en sus obras algunos de los aspectos mas representativos de Madrid. Y de estos cuadros trata la entrada que hoy os propongo.

¿Por qué 15? ¿Por qué no 10 o 20 o 50? La explicación es muy sencilla y a la vez muy subjetiva y personal: el número 15 siempre ha sido «la niña bonita», y eso es Madrid para mi, y espero que también para muchos de vosotros, una niña bonita, la niña de mis ojos, a veces rebelde y caprichosa, incomoda y molesta, a veces traviesa, siempre cambiante, siempre en obras, a medio crecer, a medio formar, pero, sin ninguna duda, siempre arrebatadoramente atractiva y cautivadora. Desde Jusepe Leonardo y su «Vista del Palacio y Jardines del Buen Retiro», pintado hacia 1638, hasta Antonio López y su «Madrid desde Torres Blancas», pintado entre 1976 y 1982, pasando por Goya, Sorolla, Gutierrez Solana o Bayeu, entre otros grandes, hoy os propongo un recorrido por los edificios, los monumentos, los parques, las fiestas y los lugares mas representativos de la capital de España, tal y como los vieron estos genios de la pintura a lo largo de mas de tres siglos. ¿Os apetece acompañarme?

1 Jusepe Leonardo -Vista del Palacio y Jardines del Buen Retiro (1637-1638)

VISTA DEL PALACIO Y JARDINES DEL BUEN RETIRO – JUSEPE LEONARDO (h. 1837)

2 Francisco Rizi -Auto de Fe en la Plaza mayor de Madrid (1683)

AUTO DE FE EN LA PLAZA MAYOR DE MADRID – FRANCISCO RIZI (1683)

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ORNATOS DE LA CALLE DE LAS PLATERÍAS CON MOTIVO DE LA ENTRADA EN MADRID DE CARLOS III – LORENZO DE QUIRÓS (1759)

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TOROS EN CARABANCHEL ALTO – RAMÓN BAYEU (1777)

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LA PRADERA DE SAN ISIDRO – FRANCISCO DE GOYA (1788) Sigue leyendo

Madrid en llamas. La «quema de conventos» de 1931.

La llamada «quema de conventos» fue una ola de violencia dirigida contra edificios e instituciones de la Iglesia Católica, que tuvo lugar entre los días 10 y 13 de mayo de 1931. Los disturbios comenzaron en Madrid, durante la inauguración del Círculo Monárquico Independiente de la calle Alcalá, y rápidamente se extendieron por otras ciudades de Andalucía y Levante, como Málaga, Valencia, Sevilla, Granada, Córdoba, Cádiz, Alicante y Murcia. Aproximadamente cien edificios religiosos ardieron total o parcialmente durante aquellos días. Se perdieron valiosas obras de arte, libros irreemplazables y objetos litúrgicos de gran valor, se profanaron cementerios de conventos y varias personas murieron o resultaron heridas. Y todo esto, cuando aún no había pasado ni un mes desde el 14 de abril de 1931, fecha en que fue proclamada la II República, tras las elecciones municipales celebradas el 12 de abril. Sin duda un mal presagio para el régimen recién instaurado.

«En Madrid el populacho, excitado por unos cuantos miserables, se echó a la calle e inició la estúpida y criminal e inmotivada ofensiva contra las iglesias y conventos, quemando y saqueando. Las turbas echaron sobre la República naciente el primer borrón y la primera vergüenza». (Alejandro Lerroux)

Monja rescatada del convento contiguo a la Casa Profesa de los JesuitasIglesia de los Carmelitas

No conviene olvidar que, durante los primeros meses de vida de la II República, hubo una clara oposición a todo aquello que representaba la Iglesia Católica, partidaria, como no podía ser de otro modo, del regreso de D. Alfonso XIII, y por tanto, de la monarquía. A la quema de conventos y edificios religiosos, siguió la expulsión de algunos prelados, como el Cardenal Segura, algunas disposiciones constitucionales claramente dirigidas contra la Iglesia, la secularización de los cementerios, la prohibición de los crucifijos en las escuelas, la disolución de la Compañía de Jesús, la ley contra las congregaciones religiosas, y la continua propaganda anticlerical. Mal comenzaba el asunto en un país como España, de profunda raigambre católica. Las dos Españas estaban a punto de mostrar su cara mas cruel.

Así comenzó, y así os lo cuento.

Manifestantes frente a la sede del Ciículo Monárquico Independiente en la calle AlcaládelGrupos de exaltados durante los graves acontecimientos del 11 de mayo de 1931 Sigue leyendo

La historia de los judíos sacrílegos y el Real Convento de la Paciencia de Cristo

Hablan las crónicas de la época de un terrible caso que sucedió en Madrid, siendo Rey Felipe IV. Unos hechos que no son leyenda o misterio, sino un caso real y bien documentado, que tuvo lugar muy cerca de la actual Gran Vía, en la calle de las Infantas. La historia ocurrió tal y como os la cuento a continuación.

La inquisición en Portugal

Una familia de judíos, formada por el matrimonio y tres hijos, ante la amenaza de verse condenados por el Santo Oficio de Portugal por herejes, decidió trasladarse hasta Castilla, mas concretamente a Madrid, donde al parecer tenían amigos y parientes, logrando de este modo salvarse de una más que probable muerte en la hoguera. Una vez en la capital de las Españas, alquilaron una casa baja y aislada en la calle de las Infantas, donde instalaron la mercería que habría de ser su medio de vida. Con la intención de pasar por católicos, pusieron en la fachada una imagen de Cristo, aunque, como veremos a continuación, sus intenciones eran otras muy distintas, puesto que junto a otros judíos asentados en Madrid, se dedicaban con regularidad a profanar e injuriar la Santa Imagen. No satisfechos con este sacrilegio, decidieron fijar dos días por semana, los miércoles y viernes, para celebrar la que llamaron fiesta de los azotes.

Cristode la Paciencia de Francisco Rizi

Consistía esta celebración en descolgar la imagen de Cristo y, unos con correas, otros con gruesas sogas y otros con varas provistas de espinas, golpearla hasta quedar exhaustos, mientras en otras ocasiones, arrastraban la imagen con una soga que previamente le habían echado al cuello. Cuanto mas insistían en profanar la imagen, mas se empeñaba el altísimo en mostrar su bondad y su paciencia, de modo que por tres veces se dirigió a los judíos. La primera vez, mientras colgaba boca abajo de una viga, les dijo: ¿Por qué me maltratáis siendo vuestro Dios verdadero?. En la segunda ocasión, mientras estaba tirado en el suelo, les preguntó: ¿Por qué me maltratáis así? ¿Qué mal os he hecho?, a lo que el grupo de sacrílegos respondió: porque eres tan solo un palo. Entonces, Dios, viendo que, no solo no cesaban los escarnios, sino que estos iban en aumento, les habló por tercera y última vez diciendo: Bueno está. ¿Qué os he hecho yo para que así me azotéis?. En ese mismo momento, la Santa Imagen comenzó a derramar sangre por las heridas de los clavos y la llaga del costado, mientras los judíos intentaban quemarla echándola al fuego por tres veces y fracasando las tres, optaron finalmente por hacerla mil pedazos. Sigue leyendo

O vendemos puentes o compramos rio. 2ª parte: los nuevos puentes de Madrid Rio

La recuperación del Manzanares con sus nuevos espacios verdes ha conseguido devolver las riberas de nuestro entrañable río a los ciudadanos, terminando de paso, con el muro divisorio entre los distritos de Centro y Arganzuela y los de La Latina, Carabanchel y Usera, que la M-30 y el Manzanares habían supuesto para estos distritos, pese a su escasa anchura, hasta la construcción de Madrid Rio y el soterramiento de esa gran cicatriz en el rostro de Madrid que era la M-30.

Matadero ntes y después de Madrid Rio

«Ha un tiempo cercano, en el que en el lugar donde nos encontramos estaba invadido por un tráfico que alcanzaba los 200.000 vehículos diarios, que generaban una alta contaminación acústica y ambiental, y que aislaban a los ciudadanos de su querido Manzanares». (Alberto Ruiz-Gallardón, Alcalde de Madrid entre 2003 y 2011)

Panorámica de Madrid Rio

Ningún madrileño que viva en la zona o simplemente decida pasear por las orillas del Manzanares, tendrá que recorrer mas de 300 metros para encontrar un paso por donde cruzar el río, gracias a los 33 puentes y pasarelas existentes a su paso por la ciudad de Madrid. Excepto una pasarela y el puente de la Reina Victoria, todos son de nueva construcción o han sido rehabilitados y ampliados. En concreto, han sido 19 los pasos renovados, entre los cuales, se incluyen siete de las llamadas presas históricas o el Puente Oblicuo, con sus pinos asomados sobre el Manzanares. Por otra parte, entre puentes y pasarelas, son 12 los de nueva construcción, sin duda, muchos puentes para tan poco río. Sobre los puentes históricos ya escribí en su momento (ver la entrada «O vendemos puentes o vendemos río. 1ª parte: los puentes históricos sobre el Manzanares), hoy toca hablar de los nuevos puentes y pasarelas construidos, algunos de ellos realmente interesantes.

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La historia de María «la Agorera»

Como nos vamos acercando al Día de Todos los Santos, un día de brujas, fantasmas, apariciones… y por supuesto, un día para recordar a todos aquellos seres queridos que nos dejaron, hoy me gustaría contaros una historia que tuvo lugar en el Madrid del siglo XV. Una historia de hechiceras y brujería, con una protagonista llamada María Mola, conocida como «la Agorera», que vivió en las afueras de ese Madrid aun medieval, un Madrid que aun no era la capital de España.

Caprichos Noº 24 - No hubo remedio

En el siglo XV llegó a Madrid una mujer llamada María Mola. Procedía de Burgos, donde había sido acusada de brujería y condenada a sufrir pena de vergüenza pública. Fue emplumada y obligada a llevar un sombrero con forma de cono, en el que aparecían pintadas imágenes alusivas al delito por el que había sido condenada, mientras entre empujones y golpes, era paseada por la descontrolada e iracunda multitud por calles burgalesas, soportando los insultos, pedradas y escupitajos del populacho.

Las murallas del Madrid medieval

Al llegar a Madrid, María Mola, popularmente conocida como “la Agorera”, siguió ejerciendo sus artes adivinatorias y la brujería en su casa, una pequeña tienda de comestibles, que había pertenecido a un judío. Estaba situada en las afueras de la ciudad, muy próxima a lo que hoy es la plaza de Santa Ana.
 La clientela, religiosa y supersticiosa a partes iguales, acudía a la casa de María en busca de hechizos de amor, sortilegios para acabar con los enemigos o lo que era mas habitual, para saber que les iba a deparar el futuro.
 Debido a sus continuos aciertos, su fama se propagó rápidamente entre los madrileños. La clientela se agolpaba frente a la puerta de la antigua tienda para consultar a la ya célebre hechicera, gentes de todos las clases sociales e incluso religiosos. Pero «la Agorera», aunque era una gran profesional del engaño, no logró que su  montaje durara demasiado, finalmente, uno de estos engaños sería su perdición y la causa del trágico final de Maria «la Agorera». Veamos que sucedió.

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Visitantes ilustres. En clave de Sol.

Hubo una época, no tan lejana, en la que viajar era un privilegio al alcance tan solo de unos pocos. Unicamente los reyes, la nobleza, el clero y la alta burguesía, disponían de los medios necesarios para poder desplazarse con unas mínimas comodidades de una ciudad a otra. A esta élite de privilegiados, habría añadir escultores, pintores, músicos, cantantes famosos…, todos aquellos que relacionados con las bellas artes eran habitualmente requeridos por las clases mas pudientes, que continuamente rivalizaban entre si, en un desmedido afán por ser considerados «primus ínter pares». Entre los viajeros ilustres que durante el siglo XIX y principios del XX visitaron Madrid, que por aquel entonces, era un destino de gran atractivo para los viajeros románticos, me gustaría mencionar a cinco grandes genios de la música, cinco grandes maestros que nos honraron con su presencia, deleitando al público madrileño con su arte. 

Gioachino Rossinni en 1831

Gioachino Rossini en 1820

Gioacchino Rossini, conocido como “El Cisne de Pésaro”, era hijo de un músico y una cantante, por tanto podría afirmarse que llevaba la música en la sangre. Estudió en el Liceo Musicale de Bolonia, logrando su primer gran éxito en la Scala de Milan en 1812. Tres años más tarde asume la dirección artística del teatro de San Carlo en Nápoles, ciudad donde contraería matrimonio con la soprano madrileña Isabel Colbran. Autor de óperas como “Tancredo”, “El Barbero de Sevilla”, “La italiana en Argel” y “Guillermo Tell”, su presencia en los principales teatros de ópera de Europa era requerida constantemente y Madrid no iba a ser la excepción.La pasión que vivió Madrid por Rossini cuando en 1831 visitó la Villa y Corte, quedó reflejada en la entrega fervorosa que sintieron todos al escuchar sus óperas.

Calle de la Reina

Rossini llegó a Madrid en 1831 en compañía del marqués de Las Marismas, como invitado de la Reina Maria Cristina, a quien dedicaría una romanza titulada «La Passegiata, para inaugurar el Real Conservatorio de Música y declamación de Maria Cristina, fundado por Real Decreto del 15 de 1830. Durante su estancia se alojo en La Fonda de Genieys, que se encontraba en el palacio Masserano, en la esquina de la calle del Clavel con la de La Reina. La Fonda estaba considerada como una de las mejores de la Corte, y era habitual encontrarse en sus salones con Larra o Espronceda.

Partitura del Stabat Mater de Rossini Sigue leyendo

«Mantua Carpetatorum sive Matritum Urbs Regia»

Los que seguís habitualmente este blog, estaréis ya habituados a encontrar abundantes referencias al conocido como Plano de Teixeira, realizado entre 1648 y 1654 por el cartógrafo de origen portugués Pedro Teixeira Albernaz. Este plano, realizado con gran minuciosidad, es toda una referencia a la hora de estudiar el Madrid del Siglo de Oro y ha servido como modelo para muchos otros posteriores, siendo utilizado por Juan de Dios Hernández y Jesús Rey Francisco para la construcción de la maqueta de la Villa y Corte que se conserva en el Museo de Historia de Madrid de la calle Fuencarral. Si hay una imagen que refleje fielmente como era ese Madrid del Siglo de Oro, el Madrid de los últimos Austrias, esa es la visión ofrecida por el plano de Pedro Teixeira, que tiene como título oficial, “Topographia de la Villa de Madrid descripta por Don Pedro Texeira. Año 1656″.

Plano de Teixeira - Museo de Historia de Madrid

¿Quien fue Pedro Teixeira?

Pedro Teixeira nació en Lisboa en 1595 en el seno de una familia de cartógrafos.  Aún reinaba Felipe II y Portugal y España eran una sola nación. Su padre, Luis Teixeira, fue Cosmógrafo Mayor de Portugal por lo que desde muy pequeños, tanto él como su hermano Joao aprendieron el oficio. Pero el deseo de aventura de Teixeira hizo que, siendo aun muy joven, se embarcara en un barco corsario, participando en el saqueo de varios navíos enemigos convirtiéndose de este modo en pirata. Dejadas atrás las locuras de juventud y su etapa aventurera, los hermanos Teixeira abandonaron Lisboa para dirigirse a Madrid con su licencia de cosmógrafos bajo el brazo, encontrando trabajo a las ordenes de Juan Bautista Lavanha, Cartógrafo Mayor de la Corona, a quien en 1585 Felipe II había encargado la creación de la Academia de Matemáticas de El Escorial. 

Monasterio de San Lorenzo de El Escorial

La experiencia tanto en cartografía militar, como en piratería naval, hizo que Teixeira se convirtiera en un espía al servicio de la corona de España, reconociendo y midiendo fortificaciones del enemigo, y estudiando puertos o fortalezas, llegando en ocasiones a infiltrarse tras las lineas enemigas. España estaba implicada directamente en la Guerra de los treinta Años que tuvo lugar entre 1618 y 1648, y las habilidades y conocimientos de Teixeira se hicieron rápidamente poco menos que imprescindibles.

Portada del Atlas del Rey Planeta Sigue leyendo